2025 | La economía de América Latina crecerá un 2,4%

Según un informe de la ONU. Estrategias para hacer crecer la economía teniendo presente el empleo y las cargas fiscales.

“En la última década, el crecimiento promedio anual se sitúa en apenas el 1%, según un informe de la comisión económica de la ONU para la región, que proyecta una inflación del 3,4% para 2024 y una tasa de aumento del empleo del 1.7%, la más baja desde la pandemia de COVID-19”, expresa un informe reciente de Naciones Unidas (ONU).

El mismo expresa, de esta manera, una expectativa que si bien, no es la mejor, muestra un desprenderse de la actualidad difícil para el ciudadano común.

El mismo agrega: “Las economías de América Latina y el Caribe enfrentan un panorama complejo en los próximos años, según el último informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)”.

Lo que se prevé un panorama con mejoras, aunque no tan distante de lo que se vive hoy. El cauto informe declara: “El Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2024 revela que la región acabará con un crecimiento del 2,2% en 2024 y crecerá un 2,4% en 2025.

¿A qué apunta o en qué se centra el informe?

La falta de inversiones

Pone el acento en que “el crecimiento económico de la región sigue dependiendo en gran medida del consumo privado, mientras que la inversión permanece rezagada”.  Y, hace notar que entre los años 2015 a 2024, “el crecimiento promedio anual ha sido de apenas 1%, lo que ha resultado en un estancamiento del PIB per cápita”.

¿Qué avizora la ONU en cuanto a que se puede hacer par lograr el crecimiento económico    de la región?

Las posibles estrategias para el desarrollo económico en América Latina

“José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la CEPAL, subrayó la necesidad de aumentar la capacidad de las economías para movilizar recursos financieros y fortalecer la resiliencia frente a las fluctuaciones económicas”.

Se explica desde la CEPAL, que es vital, “adoptar políticas de desarrollo productivo que incrementen la productividad, fomenten la inversión en capital productivo y generen empleo de calidad”.

Ese ha sido el desafío durante la década supracitada en la región, y esto, no es una novedad.

¿Dónde radica la deficiencia, según el informe citado?

Si bien, “en 2025, se espera que América del Sur crezca un 2,6%, Centroamérica un 2,9%, y el Caribe (sin incluir a Guyana) un 2,6%”. Existe un ‘pero’.

El inconveniente se presenta en el repetitivo hecho del “bajo ritmo de creación de empleo, la elevada informalidad”. A lo que habría que agregar las promesas incumplidas de los gobernantes de la región. Esto último es lo que el observador común puede notar sin esfuerzo.

Las perspectivas del empleo

El informe hace referencia a las perspectivas futuras de crecimiento del empleo y dice que este “es limitado, con una tasa proyectada de 1,7% para 2024”.

Además, cuan se refiere al promedio de la tasa de empleo informal dice que esta llegara alrededor del 46,7%.

Y entonces hace le siguiente descargo: “aún refleja la necesidad de políticas efectivas para formalizar el empleo y mejorar las condiciones laborales”.

Inflación y responsabilidad fiscal

Desde 2022, “la inflación en la región ha mostrado una tendencia a la baja, con una mediana de 3,7% en diciembre de 2023 y una proyección de 3,4% para 2024”. No obstante, “la inflación sigue siendo superior a los niveles prepandemia”, expresa.

Para la CEPAL, debido a que, “los gastos públicos se mantienen estables ante una creciente carga de la deuda”, las economías de A. Latina están con problemas. Es decir, los “riesgos para la sostenibilidad fiscal” están directamente relacionados con el “débil crecimiento del PIB, los altos costos de financiamiento y las fluctuaciones cambiarias”.

Medidas para el futuro

“La CEPAL propone fortalecer las finanzas públicas mediante el aumento de la recaudación tributaria y la reducción de la evasión fiscal. Además, se destaca la necesidad de reformas en la arquitectura financiera internacional para facilitar el acceso a recursos para el desarrollo”.

Algunos gobiernos de la región, como Argentina, por ejemplo, objetan esto porque consideran que la mayor carga impositiva aleja los capitales de inversión que pudieran acercarse para aumentar la producción. Y ven a esa posible inversión como una esperanzadora fuente de empleo privado que, a la vez, agiliza los circuitos de la economía interna.

Se espera que los estados – administradores “impulsen la transformación productiva, priorizando la sostenibilidad ambiental, la innovación tecnológica y la atracción de inversiones”.

En conclusión, considera que, “para superar la trampa de baja capacidad de crecimiento, es esencial una mayor coordinación regional y la implementación de políticas integrales que fortalezcan las economías de América Latina y el Caribe”.

¿Será posible esa integración?