Cómo afectó la inactividad de Facebook, Instagram y WhatsApp. Lo que dice un sociólogo sobre sus efectos.

Mucha gente preocupada por no poder comunicarse por el sistema de mensajería WhatsApp, otros angustiados porque lo que querían ver o transmitir vía Facebook o Instagram no podían hacerlo. Esa especie de pánico extremo que puso a algunos en un estado casi de desesperación. Y algunos otros preguntándose: ¿Es para tanto?

Este hecho destaca el poder que manejan hoy las plataformas de mensajería y las redes sociales en el mundo de la comunicación.

Tanto es así que, ocupó las portadas de los sitios de noticias en todo el planeta.

El derrumbe provocó además un efecto dominó a nivel global. Cayó Wall Street, las acciones de Facebook se derrumbaron 4,9% y su creador, Mark Zuckerberg, perdió 5.900 millones de dólares en pocas horas, el 5% del total de su fortuna estimada en 117.000 millones de dólares según Forbes.

¿Pero, más allá de eso, cuánto afectó a la gente común en su día a día?

Una buena parte de la humanidad “digitalizada”, quedó o se sintió virtualmente huérfana.

Aunque, podemos decir que, la caída de los servicios de redes sociales, no solo golpeó a los adolescentes y más jóvenes. En las oficinas no se hablaba de otra cosa. A lo largo del día, la pregunta que más se repetía en las casas o en distintos ámbitos de trabajo era la misma: ¿volvió WhatsApp?

Cuál es la razón del pánico

Marcelo Urresti, sociólogo e investigador del Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), dijo al medio digital TN que precisamente “el pánico fue por WhatsApp”.

“Y esto te demuestra que, tiene un poder muy importante, porque monopoliza la comunicación de tipo pragmático que por ahí son detalles. Uno puede mandar mensajes a 15 o 20 personas, pero no podés hacer 15 o 20 llamados por teléfono. Hay una practicidad de comunicación. Les da mucho poder a los sujetos porque poder comunicarte, por ejemplo, con todos los papás de 5° grado al mismo tiempo, es un poder muy importante”, indicó.

Para mostrar lo serio de la situación, agrego: “Si se te corta ese poder, te empiezan a aparecer un montón de problemas en la vida cotidiana que no tenías calculado y no lo vas a poder resolver. Y si lo resolvés va a tener un costo porque WhatsApp es gratis”.

Aun así, “WhatsApp es un capítulo más íntimo. Es la comunicación directa que uno elige con las redes más cercanas, ya sean familiares, laborales o entre amigos o grupos sociales. Es lo inmediato y lo íntimo y sirve para conectarse, pero también para resolver problemas prácticos como organizar un partido de fútbol”, ejemplificó.

¿Es para tanto?, puede que nos preguntemos.

“Si esto fuera permanente sería una catástrofe. Es como si te pincharan las cuatro ruedas del auto al mismo tiempo”, indicó.

“Un tema afectivo”

Urresti dijo que, en cambio, las redes sociales como Instagram o Facebook son más “un tema afectivo”.

“Que se corten de golpe significa que todas las relaciones que mantenés, con diálogos cotidianos, intercambios de posteos y ´me gusta´, que son un principio básico de la comunicación, se pierdan, aunque sea en forma temporal. Entiendo que para muchos es algo traumático porque pierden esa relación con sus contactos. Es como antes era no tener acceso a un teléfono. Se te cortan los lazos con el exterior”, afirmó.

Lo real es que, WhatsApp, Instagram y Facebook estuvieron casi 8 horas fuera de servicio. “Nuestros equipos están trabajando lo más rápido posible”, afirmó la empresa de Mark Zuckerberg en medio del apagón para calmar la ansiedad global.

Los usuarios de estos servicios de mensajería y redes sociales buscaron entonces distintas alternativas para comunicarse con sus contactos. Pero la alta demanda también empujó a Twitter y Telegram que registraron inconvenientes.

Lo curioso del “apagón” es que reflotó algo tan simple como las llamadas telefónicas, hoy cada vez menos comunes entre los adolescentes. O servicios ya en desuso y al borde de la extinción como los viejos mensajes de texto (sms).

Si bien, el problema parecía ya superado el lunes por la noche, pero el martes los usuarios se enfrentarán al despertarse con un mismo interrogante: ¿Funciona WhatsApp?

Lo que también nos queda analizar es: ¿Necesito tanto WhatsApp? ¿Puede que sea un adicto a la comunicación vía internet o se trata de la urgencia que tenía en ese momento?

Como punto adicional nos queda plantearnos si tenemos una alternativa para la comunicación con seres queridos y contactos laborales.