La construcción de un imaginario. Características étnicas de Argentina .Por qué los argentinos se consideran a sí mismos europeos. La Invisibilización de sus raíces.

«Escribió alguna vez Octavio Paz que los mexicanos salieron de los indios, los brasileros salieron de la selva, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos», dijo el presidente argentino Alberto Fernández el miércoles de la semana pasada, en un acto junto al jefe de gobierno español, Pedro Sánchez, que realizaba una visita oficial a Buenos Aires.

Alto malestar causaron esos dichos del primer mandatario, a tal punto que se hicieron eco en todos los medios del mundo.

Y, tan solo ese tema, generó la reflexión de diferentes profesionales que fueron consultados por estas expresiones.

Ese fue el caso de lo que hizo el medio alemán DW Noticias (Deutsche Welle), el cual consultó con una socióloga argentina como también con un antropólogo. A ello le sumó datos estadísticos e históricos para analizar el fundamento de los dichos del presidente argentino.

Lo primero que explica es que: “Un mito racial nacido en el siglo XIX es el origen de que los argentinos […] consideren europea a su población”.

“La declaración del presidente de Argentina, Alberto Fernández, de que ‘los mexicanos salieron de los indios, los brasileros salieron de la selva, pero nosotros, los argentinos llegamos de los barcos, y eran barcos que venían de allí, de Europa’  refleja la resiliencia de un mito sobre la formación del pueblo argentino que se remonta al siglo XIX”, dice el medio DW. Y agrega que, la expresión del primer mandatario “fue condenada por sectores de la sociedad comprometidos con el reconocimiento de sus raíces indígenas y africanas.”

“De inmediato, se generó un terremoto dentro y fuera de Argentina. Después, Fernández escribió en Twitter que estaba orgulloso de la ‘diversidad’ del país, que no quería ofender a nadie y se disculpó ‘con cualquiera que se haya sentido ofendido o invisibilizado’», dice la nota periodística.

El presidente argentino Alberto Fernández con Pedro Sánchez 

Por qué los argentinos se sienten europeos_1

La conformación étnica de Argentina

Se explica que, como otros pueblos y países latinoamericanos, la población de Argentina “tiene tres raíces fundamentales: los pueblos originarios, que ya ocupaban el territorio hace miles de años, los europeos, que invadieron el continente y los esclavos africanos, que fueron llevados allí por la fuerza”.

Luego haciendo un poco de historia la citada nota expone:

“Se estima que, entre los siglos XVI a XIX, más de 200 mil esclavos africanos llegaron a Buenos Aires y Montevideo, la capital de Uruguay. Si establecemos una comparación con EE. UU., en ese mismo período, 388.000 esclavos africanos fueron llevados al país norteamericano. Según un censo de 1778, cerca de un tercio de la población argentina estaba formada por africanos y afrodescendientes”.

¿Cuándo se dio la mayor afluencia de inmigrantes al país?

“El mayor flujo migratorio tuvo lugar entre 1850 y 1950, cuando cerca de 7 millones de europeos, procedentes, sobre todo, de España e Italia, migraron a Argentina.”

¿Cuál fue el proceder de funcionarios de gobierno de aquella época?

Se explica que, “el Estado inició un esfuerzo deliberado para reducir la presencia de afrodescendientes y pueblos originales en los registros oficiales. En 2010, por primera vez desde finales del siglo XIX, el censo preguntó a muchas personas si eran afrodescendientes, pero muchos activistas consideran que el Gobierno tendría que haber promovido antes un proceso de sensibilización para que esa parte de la población se reconociera como tal”.

¿Pero, que ocurrió en ese censo que aunque es notorio, puede que no se real?

“En ese año, apenas el 0,4 por ciento de la población local se declaró afrodescendiente”. Lo cual puede ser una cifra muy baja. ¿Por qué?

Ocurre que “una investigación realizada por la Universidad de Brasilia en 2008 a partir de muestras de material genético estimó que el 9 por ciento de los argentinos tiene origen africano, y que el 31 por ciento son descendientes de pueblos originarios”.

Cómo y cuándo se originó la autoimagen europea de los argentinos

He aquí un dato interesante proporcionado por una investigadora argentina.

“Gisele Kleidermacher, profesora de la Universidad de Buenos Aires y especialista en sociología de las migraciones, dice que la frase pronunciada por Fernández causó espanto por ser el presidente del país, pero que coincide con lo que piensan muchos argentinos. Ese imaginario comenzó a ser construido por un grupo de políticos e intelectuales en el siglo XIX, que asumieron la dirección del país tras la independencia de España. Entre ellos, se destacan los nombres del escritor y activista Esteban Echeverría y el del séptimo presidente de Argentina, Domingo Faustino Sarmiento”.

¿Cuál fue la idea y el procedimiento seguido en Argentina en aquella época?

«Ellos iniciaron la idea de poblar el país con personas procedentes de Europa, y no precisamente de España e Italia, sino principalmente de Inglaterra, Alemania y Francia, porque consideraban que esos países estaban más desarrollados», dice Kleidermacher.

La profesora dice que, en aquellos tiempos, “estaban en boga conceptos de racismo científico, según el cual habría razas superiores e inferiores de seres humanos, una teoría hoy rechazada por la ciencia”.

El proceso intencionado de invisibilización

Pero, no todo quedó allí, sino que hubo un procedimiento sistemático para lograr impregnar a la sociedad de esa idea con ciertas prácticas por parte del Estado, el cual hizo un esfuerzo concreto por “esconder las raíces ligadas a los pueblos originarios y a los esclavos”.

Mientras que en otros países “se optó por un camino diverso, como en Brasil. Allí, donde la esclavitud fue abolida en 1888, pero persisten formas de esclavitud moderna derivadas del racismo hacia afrodescendientes e indígenas, se trató de fomentar una idea positiva sobre la diversidad de su población con el uso de mitos, como el de la supuesta convivencia armónica entre etnias diferentes”.

«Nuestro país [Argentina], trató por diversos mecanismos de eliminar esos componentes poblacionales. En algunos casos, con un genocidio directo para intentar exterminar a parte de la población originaria. En otros casos, con la segregación residencial, separando a las personas en áreas desfavorecidas o menos visibles, o con una invisibilización en los censos», explica  Kleidermacher.

La táctica previamente mencionad tuvo como agregado  “la narrativa de que los argentinos ‘descendían de los barcos’ que llegaban de Europa”.

La desafortunada frase de Alberto Fernández

Explica el antropólogo Norberto Pablo Cirio, director de la Cátedra Libre de Estudios Afroargentinos y Afroamericanos de la Universidad Nacional de La Plata, que “en esa estrategia, cuatro instituciones fueron fundamentales: el censo, los museos, los mapas y la escuela”.

Por lo tanto, hubo muchos actores participando, para lograr este cometido que condujo al pensamiento expresado por el presidente Fernández.

“La población afrodescendiente dejó de ser mencionada en textos de historia y exposiciones en museos, no fue tomada en cuenta en los censos y dejó de ser reflejada en los mapas del país”, explica Norberto Cirio.

. «La escuela fue, y sigue siendo, una parte vital en la reproducción generacional de esa memoria blanca», afirma.

Además, explica el antropólogo que «A diferencia del resto de América Latina, este país tiene serios problemas mentales para identificarse como americano, esto es, mestizo».

A eso podríamos agregar lo que esta expresión del sociólogo Howard Becker: “Tomas Kuhn nos enseñó que nuestras observaciones no son “puras”, que son nuestros conceptos los que les dan forma: solo vemos aquello acerca de lo cual tenemos ideas y no podemos ver aquello para lo cual no tenemos ideas ni palabras. Entonces, […] no existen hechos independientes de las ideas que empleamos para describirlos. […] sigue siendo cierto que no todo lo que nuestros conceptos nos permiten ver aparece en aquello que observamos.” (Becker H., Trucos del oficio: cómo conducir sus investigaciones en ciencias sociales, Cap2, Imaginario, pág. 37)

Llama nuestra atención cuando dice que ‘solo vemos aquello acerca de lo cual tenemos ideas’ y también que, ‘no podemos ver aquello para lo cual no tenemos ideas ni palabras’ o no hemos sido entrenados para percibir.

Probablemente, por eso la palabra “mestizo” nos resulta antipática, hasta peyorativa e insultante. Es lo que, desde hace más de un siglo se ha enseñado a la sociedad argentina. Es posible que, por eso hablar de “gaucho” es menospreciado. Tal vez, por eso haya caído en el olvido la música folclórica argentina.

Estos últimos pensamientos nos hacen reflexionar en cómo nos sentimos, si alguien nos dice mestizo. ¿Acaso nos ofendemos?

Es llamativo que, muchas veces se escucha decir a algunos: “Ah, mi abuelo vino de… [y, mencionan un país europeo]”. Y, lo dicen con orgullo, como si ser argentino o más aún,  descendiente de los habitantes autóctonos de estas tierras fuera una deshonra.

Cuando vea que eso sucede a su alrededor, sepa que está ante alguien que ha sido influido por un proceso cultural nacido en el siglo XIX, que NO es real y que tendrá que adaptarse a que, lo real le indica que éste, es un tiempo para el autoanálisis y la reflexión, los cuales nos están mostrando que no son los genes, ni la raza, ni la posición social lo que nos identifica, lo que muestra quienes somos, sino que seremos clasificados, catalogados por nuestros actos cotidianos.