Las secuelas de la pandemia en la educación dejan a gran parte de la humanidad al borde de la exclusión.

Sobre el hecho de que la pandemia del covid-19 haya dejado secuelas, la mayoría de nosotros entiende que eso, no es ninguna novedad. Pero, lo que pocos imaginan es que haya dejado la educación en crisis o que, en estos momentos, “El mundo enfrenta una crisis dentro de una crisis”, tal cual lo expresa el Banco Mundial.

El que durante la pandemia los niños en todo el mundo hayan perdido tiempo de clases es similar a desfinanciar una empresa, porque en el corto o largo plazo se verán sus efectos en los resultados del ejercicio de la misma.

“En el pico de la pandemia en abril de 2020, se estima que los cierres de escuelas relacionados con la COVID-19 interrumpieron la educación de más de 1600 millones de niños en 188 países”, dice un informe de septiembre del Banco Mundial.

Es un numero alarmante. ¿Se estarán tomado medidas para revertir este daño?

La pandemia y la reducción de clases

El informe sigue diciendo: “A nivel mundial, desde febrero de 2020 hasta febrero de 2022, los sistemas educativos no impartieron enseñanza presencial durante 141 días de instrucción en promedio, y esta situación afectó de manera desproporcionada a los niños más pobres”.

“El mundo enfrenta una crisis dentro de una crisis”, expresa el Banco Mundial.

En un planeta con unos 7.9 mil millones de habitantes ahora, en octubre de 2022, de los cuales el 25% son niños de entre 0 y 14 años hay motivo para preocuparse. Estas cantidades nos conducen a la cifra de unos 1975 millones de niños, según datos del Banco Mundial, los cuales coinciden con los de UNICEF.

Pero, ahí no termina el análisis a efectuar, sino que hay que ver cómo se proyectan estos datos en cada situación particular de cada contexto social y escolar.

¿Qué consecuencias se han observado de la escasez de enseñanza?

Los efectos del descenso en la educación

“Numerosos países que tenían resultados de aprendizaje deficientes antes de la pandemia tendieron también a mantener las escuelas cerradas por más tiempo, y las interrupciones prolongadas en la enseñanza agravaron estas desigualdades”, expresa el reporte investigativo del BM.

Es decir que, hay un antes y un ahora en lo que a educación se refiere.

Antes era común que los chicos hicieran cálculos matemáticos mentales como, por ejemplo, reducir una fracción impropia a número mixto, realizar división de fracciones y así por el estilo. O también que, debido al conocimiento de tablas de multiplicar resolvieran operaciones de multiplicar y dividir casi mentalmente, sin inconvenientes. En español, sabían ciertas reglas ortográficas, como, por ejemplo, que antes de las letras b o p se escribe m, y que antes de v se escribe n.

Hoy, la situación ha cambiado. A los mas pequeños habitantes de la tierra les cuesta comprender un texto en su idioma y hacerse entender cuando se expresan.

De acuerdo a datos informativos publicados en “The State of Global Learning Poverty: 2022 Update” (i) (La situación mundial de la pobreza de aprendizajes: Actualización de 2022) revelan que, “en 2019 la pobreza de aprendizajes —la proporción de niños que no pueden leer y comprender un texto simple a los 10 años— era un 57 % más alta de lo que se pensaba anteriormente. Tras los cierres de escuelas prolongados y debido al acceso desigual a la enseñanza remota y presencial, la pobreza de aprendizajes ha aumentado un tercio en los países de ingreso bajo y mediano, y se estima que el 70 % de los estudiantes de 10 años no pueden entender un relato sencillo”.

Lo que se viene

Por lo tanto, los sistemas educativos de varios países tienen en qué pensar. Pero, lo que es transcendental es que tienen examinar y determinar como revertir las carencias que estos pequeños habitantes, que serán los adultos del futuro tienen, y no lleguen a esa edad (la adultez) con menos conocimientos y, por lo tanto, con menor capacidad de producción.

“Además, las tasas de deserción escolar se incrementan en algunos países, junto con el matrimonio a temprana edad, el embarazo precoz, el trabajo infantil y los problemas de salud mental”, explica el BM.

Son varios focos en los que poner la mirada, pero no sólo para ver sino para resolver. Para ello se necesitarán recursos y estrategias concretas para mejorar las habilidades cognitivas de los párvulos.

“En todo el mundo, los estudiantes de familias de condición socioeconómica más baja se vieron afectados de manera desproporcionada por las interrupciones en la educación relacionadas con la COVID-19”, marca el BM.

Esto, a simple vista puede parecer una simple deducción. Pero, implica cifras concretas que alarman, como bien destaca el BM: “A nivel global, al menos 463 millones de niños no pudieron acceder a programas de aprendizaje a distancia de radiodifusión y digitales en medio de los cierres de las escuelas, y 3 de cada 4 estudiantes que no pudieron participar en esas actividades pertenecían a familias pobres o vivían en zonas rurales”.

“Además, las tasas de deserción escolar se incrementan en algunos países, junto con el matrimonio a temprana edad, el embarazo precoz, el trabajo infantil y los problemas de salud mental”, explica el Banco Mundial.

Para explicarlo de modo simple, esto puede significar que en un par de años chicos de 7 a 9 años no puedan leer, ni entender este texto que usted está leyendo ahora.

En la medida que el tiempo transcurra tal vez descubramos otros efectos de la pandemia, pero, en lo que hoy tienen que poner sus energías y capacidades a trabajar los países, es en cómo revertir la decadencia educativa.