Mas de mil niños estuvieron lejos de sus padres durante los últimos siete años. Hubo separación y desaparición forzada. Uso de dos leyes.
“Nada menos que 1.360 niños y niñas nunca se han reunido con sus madres y padres seis años después de que el Gobierno de Estados Unidos los separara de manera forzosa en la frontera”, publica Human Rights Watch (Observatorio de derechos Humanos).
Entre los detalles que da el organismo internacional se destaca lo siguiente:
- Al menos 1.360 niños y niñas nunca se han reunido con sus madres y padres seis años después de que el Gobierno de Estados Unidos los separara de manera forzosa en la frontera estadounidense, con el fin de disuadir a las personas migrantes.
- El programa constituyó desaparición forzada y es posible que haya configurado tortura. Los esfuerzos de EE. UU. para ayudar a familias separadas no han abordado debidamente el daño grave que se les causó.
- Afrontar verdaderamente las violaciones graves de derechos humanos requiere rendición de cuentas pública, una disculpa, un resarcimiento y posibles procesos penales. El Senado de EE. UU. debe rechazar que se nombre para nuevos puestos a funcionarios involucrados en la separación familiar.
Human Rights Watch denuncia separación y desaparición forzada
Exactamente se trata de un informe de 135 páginas, el cual expresa entre otras cosas: “‘Tenemos que llevarnos a los niños’: Tras seis años de la política de ‘Tolerancia Cero’, la rendición de cuentas es nula”, concluye que el gobierno se negó, en muchos casos durante días o semanas, a revelar a padres y madres las circunstancias y el paradero de sus hijos e hijas, de quienes habían sido separados, lo cual concuerda con la definición de desaparición forzada”.
Entonces apunta a los resultados que reflejan la gravedad de dichas acciones: “Las separaciones forzadas de familias también pueden haber constituido tortura, que ocurre cuando un agente del Estado provoca de manera deliberada sufrimiento grave con fines indebidos. Incluso un único caso de desaparición forzada o tortura es un delito conforme al derecho internacional”.
Es decir, menciona separaciones forzadas, falta de información y efectos sociales y psicológicos en los involucrados.
A la sazón expresa concluyentemente: “Un gobierno nunca debe actuar contra niños y niñas para enviar un mensaje a sus padres”.
El sistema: Uso de dos leyes
Además, destaca que, “hubo altos funcionarios que intervinieron para mantener a niñas y niños separados de sus padres cuando agencias federales comenzaron a procurar la reunificación de las familias con rapidez”. Esto para mencionar que no fue una cuestión de ingenuidad o desidia, sino que fue organizado y con intención.
Concretamente lo que ocurrió según el informe es que: “El gobierno de EE. UU. separó a más de 4.600 niños y niñas de sus padres entre 2017 y 2021. Los 1.360 niños y niñas cuyo paradero todavía no se ha informado representan casi el 30% de las niñas y niños separados durante la primera administración del presidente Donald J. Trump”.
¿Dónde se puede apreciar que hubo algo organizado y con intención de una separación forzosa?
“El gobierno logró la separación familiar a través de una aplicación novedosa de dos leyes federales”, dice Human Rights. Y explica el procedimiento sistemático que se siguió: “En primer lugar, se procesó a los padres por ‘ingreso indebido’, un cargo federal de gravedad menor. En segundo lugar, se utilizó el período breve de transferencia de los padres del CBP al Servicio de Alguaciles de EE. UU., mientras comparecían ante los tribunales, para tratar a sus hijos o hijas como si no estuvieran acompañados”.
Además, los actores intervinientes tuvieron la palabra para certificar lo que ocurría.
“Los niños y niñas y los padres y madres entrevistados por Human Rights Watch y TCRP en 2018 y 2019 señalaron que sufrían angustia intensa, ansiedad profunda y otros traumas. Un niño de 15 años procedente de Guatemala manifestó que se sintió ‘realmente desesperado, desconsolado y preocupado’ después de ser separado de su padre en octubre de 2018”.
Esto demuestra lo grave de la situación y lo necesario que se revuelva el asunto a la brevedad posible, siempre pensando en la defensa de los más desfavorecidos: los indefensos niños.