A los 71 años, luego de haber contraído coronavirus. Uno de los artífices de la Copa del Mundo que conquistó Argentina de la mano de César Luis Menotti
Leopoldo Jacinto Luque, uno de los héroes del Mundial que Argentina conquistó en 1978, murió a los 71 años. La salud del ex futbolista que se consagró de la mano de César Luis Menotti había empeorado en los últimos días en el marco de su lucha contra el coronavirus. Producto de dicha afección, se encontraba internado en terapia intensiva en la Clínica de Cuyo, de la ciudad de Mendoza.
La historia de Luque es la de un futbolista que pudo sobreponerse a dos rechazos de un entrenador cuando se ilusionaba por jugar profesionalmente en Unión de Santa Fe, que soñó con jugar un Mundial cuando veía por televisión el de Alemania 1974 mientras jugaba en la Primera B y que pudo alcanzar la gloria y levantar la Copa más preciada además de ganar torneos en el más alto nivel.
“Toda mi vida fue dura. Mi carrera fue difícil. Tuve que ir a jugar a Jujuy y a Salta por los torneos regionales porque un tipo en Unión me dijo ‘no le hagas perder el tiempo a tu vieja. Conseguí un laburo o seguí estudiando’ y esas cosas me fueron endureciendo la coraza y lo pude aprovechar en el Mundial”, describió sobre su propia carrera.
Hasta ser profesional tiempo había tenido otros ingresos. Cosechaba frutas y verduras en la quinta de un amigo de su padre y le pagaban por cajón, que no podía levantar por su estado físico, por lo que los arrastraba. También había sido mosaiquista, empleado en una fábrica de zapatos, y hasta utilero en Canal 13 de Santa Fe (“armaba la escenografía, ponía los carteles y allí ya estaba en la Primera de Unión”).
Todo cambió cuando se logró el ascenso a Primera A a fines de 1974 y llegó Juan Carlos Lorenzo para el nuevo torneo de 1975. “Le expliqué mi situación y conseguí que me pagaran más y así dejé la utilería”, recordó.
En febrero de 1975 se estaba por jugar un amistoso entre Unión y Patronato de Paraná. Esa noche, estaba previsto el debut de varios jugadores, entre ellos el “Loco” Gatti y Cocco, que había sido campeón con San Lorenzo. Su avión iba a llegar sobre la hora, de modo que Lorenzo le reservó la camiseta 10. Pero finalmente el jugador no pudo llegar. De modo que el “Toto” debió confiar en un integrante del plantel que hasta entonces no había sido siempre titular. Era Luque, que jugó un partidazo y metió dos goles. Al final, el DT lo abrazó y sentenció su destino. Le dijo: “Flaco, si usted me hace caso, va jugar en la selección”, recordó el reconocido periodista del diario “El Litoral”, Enrique Cruz.
En River tuvo una época dorada en la que marcó 75 goles en 176 partidos entre 1975 y 1980 y pudo ganar varios torneos, el Nacional de 1975, los Metropolitanos de 1977, 1979 y 1980, y sus actuaciones lo lanzaron a la selección argentina de César Luis Menotti, que se preparaba para el Mundial 1978, aunque un choque de intereses dejó afuera del conjunto nacional a Ubaldo Fillol, Juan José López y Norberto Alonso. Sin embargo, Luque y Daniel Passarella siguieron siendo convocados. Un día imborrable para él fue el 22 de febrero de 1976 cuando le marcó los cinco goles a San Lorenzo en la victoria por 5-1 en el clásico.
Luque fue el subcapitán de la selección argentina campeona del mundo en 1978. En enero, en la concentración de Villa Marista, en Mar del Plata, el DT César Luis Menotti le comunicó al plantel tanto su designación como la de la capitanía de Daniel Passarella.
“Una vez le pregunté a Menotti por qué estaba en la Selección y por qué me designó subcapitán y me dijo ‘Está en la Selección porque tiene dos o tres cosas buenísimas –no se vaya a creer que tiene diez, ¿eh?-. Mucha movilidad, pivotea muy bien y tiene la potencia que debe tener un centrodelantero. Y es subcapitán porque en las conferencias de prensa pidió apoyo por sus compañeros después de que silbaron a varios en unos amistosos en La Bomboneray ese es un gesto de buen compañero”, señaló en una entrevista con El Gráfico.
La tragedia en medio del Mundial de 1978
Su primer gol fue fundamental porque en el nervioso debut, Argentina estaba abajo ante Hungría. “Encima de todo, a los diez minutos estábamos 1-0 abajo. Cuando hicieron el gol los húngaros se escuchó el silencio imponente en el Monumental y se me pasaron un montón de cosas por la cabeza, pero entre nosotros nos hablábamos muchísimo dentro de la cancha. Por suerte pude empatar. Se hizo recio el partido. Ellos terminaron con un par de expulsados y lo ganamos al final con un gol de (Daniel) Bertoni”.
El segundo partido de la fase de grupos tendría una connotación especial para él. En la victoria 2-1 marcó un gran gol ante Francia pero trastabilló ante su marcador Christian Lópéz y tuvo luxación de su codo derecho y terminó jugando con un vendaje porque ya Menotti había hecho los dos cambios permitidos por reglamento.
Tras ese partido se enteró de la muerte de su hermano Oscar Fernando Luque, “Cacho”, de 24 años, que viajaba para verlo jugar. Fue en la Ruta Panamericana e iba acompañado de Leopoldo “Pollo” Cáceres, que conducía un camión y falleció en el acto, carbonizado. Luque se enteró después del partido. “Siempre se habló de la relación de la Selección con los militares pero cuando fuimos con mi papá, mi mamá y mi cuñada a la morgue a reconocer el cuerpo en San Isidro, no hubo nadie del gobierno que nos diera una mano. Es más, tuve que pedirle plata a Passarella del pozo común que teníamos en el grupo, para pagar la ambulancia y trasladar el cadáver a Santa Fe. Ni siquiera hubo una autoridad que me dijera ‘lo acompaño en el sentimiento’”.
“Menotti me dijo que hiciera lo que sentía pero que no me olvidara que me necesitaban y en el velatorio, mi papá me dijo que tenía que regresar. Cuando lo hice, me dijo ‘Yo lo conozco bien a usted, es un tipo duro. Siempre la tuvo que pelear’”.
Después de la gloria
Tras dejar de jugar, Luque continuó en el fútbol como director técnico.
Luego siguió trabajando en escuelitas en Mendoza y fue captador de talentos para River.
“Tuve un negocio, Luque Deportes, y me fundí. En realidad, me estafaron. Era un local en Martínez y lo que más duele en estos casos es cuando confiás en un amigo y te fallan así. También tuve una pizzería y me fue pésimo.”
En los últimos años estaba satisfecho por haber conseguido el reconocimiento de la AFA a los campeones del mundo con una obra social “que bien pudo salvar a mis ex compañeros en la selección, René Houseman y Rubén Galván, pero llegaron tarde en ese momento”.
Estaba internado en terapia intensiva de la Clínica de Cuyo. Le habían diagnosticado un cuadro de coronavirus a fines de 2020 cuando comenzó a tener síntomas de Covid 19 para Navidad y le confirmaron que se había enfermado cuatro días más tarde y se convirtió en paciente de riesgo porque arrastraba una obstrucción pulmonar. “Estoy bien, controlado con medicamentos, pero no presento ningún síntoma. Deberé pasar diez días aislado y lo que más me molesta es que no podré nadar en la pileta que tengo en el patio”, bromeó entonces, y sostuvo que desde la irrupción de la pandemia sólo había salido de su casa “un par de veces” y para reunirse con gente del fútbol.
Fuente: infobae