Cómo se seleccionaban los clientes. Por qué prefieren operar desde Panamá.
Algo que pasa por la mente de todos los que están al tanto de los movimientos de relacionados con el informe Pandora papers, es cómo se realizaba la selección de los clientes y cuál era la parte del bufete Alcogal. También es importante saber por qué eligieron Panamá y no otros de los denominados «paraísos fiscales».
Posibles clientes bajo indagación
Se supone que investigar a los potenciales clientes es una prioridad absoluta para los abogados y los agentes financieros.
Se sabe que, las normas legales y bancarias internacionales exigen que las empresas profesionales como Alcogal sopesen cuidadosamente el riesgo de que puedan estar ayudando sin querer al blanqueo de dinero u otros delitos antes de aceptar a un cliente.
En ocasiones ocurría que, según los documentos, Alcogal no estaba segura de quién era realmente el propietario de las empresas que creaba. Permitía a los bancos y a otras empresas que le enviaban negocios ocultar esa información, confiando en que hubieran hecho un buen trabajo de investigación del cliente.

El bufete Alcogal señaló que actualmente no constituye sociedades, fideicomisos o fundaciones para un cliente que no revele la identidad del titular real.
Buenos sueños o buena conciencia
El estudio jurídico, dice que prepara informes de actividades sospechosas en cumplimiento de la legislación local.
Ellos dicen que, si encuentran «información negativa» sobre una empresa o un cliente, como que se sospeche o se le acuse de un delito, «procedemos con el curso de acción apropiado, que va desde la obtención de descargos de responsabilidad hasta la renuncia como Agentes Registrados y/o presentar informes de actividad sospechosa según corresponda en cada caso», dijo la empresa al ICIJ.
Los clientes de alto riesgo se revisan con más frecuencia que los de bajo riesgo, agregó.
«Entendemos que el cumplimiento es uno de los principales pilares de la prestación de nuestros servicios corporativos internacionales», señaló la firma.
No obstante, declaraciones en el pasado del abogado fundador de la firma, Jaime Alemán, muestran otra realidad.
Durante una reunión para darse a conocer con los reguladores de las Islas Vírgenes Británicas en 2013, según la información recolectada por ICIJ, Alemán afirmó que habían tareas complicadas.
«Es imposible tener archivos perfectos», explicaba, según las actas de una reunión en los documentos filtrados. «Tenemos más de 10.000 empresas activas. Es enormemente difícil realizar un seguimiento».
El directivo reconocía que el bufete no tenía información sobre la propiedad de todas las empresas que creaba y a las que representaba como agente registrado.
Aun así, afirmaba, estaba seguro de que el bufete tenía en sus archivos la mayor parte de la información de los clientes solicitada.
«La mejor prueba es que duermo bien por la noche, aunque nuestros archivos no sean perfectos».
La razón de la elección de Panamá
Históricamente Panamá ha sido una de las bases de operaciones de empresas que buscan pagar impuestos más bajos resguardando su identidad.
Una de las cosas que hace atractivo a Panamá «es el secretismo, el anonimato con el que pueden operar los clientes», dice la investigadora Maira Martini.
«No tienen la obligación de revelar su identidad» por la manera en que funcionan las cosas en ese país.
Hay que mencionarr que, si bien existe un organismo del gobierno encargado de fiscalizar las operaciones que realizan los bufetes de abogados, en la práctica, señala Martini, «no funciona».
«Alcogal ayudó a sus clientes a abrir sociedades en el extranjero y se aseguró de que sus nombres no aparecieran», explica al medio BBC Mundo, Maira Martini.
«La firma también estaba apoyando a algunos de los bancos presuntamente involucrados en lavado de dinero», agrega.
Por lo, hasta aquí, examinado, se puede ver que esos bancos, dice la experta, pedían a la firma de abogados que abriera compañías anónimas para sus clientes, sin hacer más preguntas.
Notar esa forma de operar, hizo que miembros de las élites latinoamericanas, optaran por contratar los servicios del bufete.
El organismo panameño encargado de supervisar las firmas que proveen servicios en el extranjero le dijo al ICIJ que el gobierno tuvo que dar muchos pasos «efectivos y concretos» en los últimos años para luchar contra la evasión de impuestos y el lavado de dinero.