Argumentos de su concepto y contradicciones que encontró en el feminismo en su investigación.

Un profesor de la Universidad George Mason de Virginia llamado Bryan Caplan, quien es un escritor solicitado y autor de artículos llamativos y prestigiosos en famosos diarios de EE UU. le aconseja a su hija que ‘no sea feminista’.

El profesor de Economía es autor de varios ensayos que despiertan debate sobre temas como educación, familia e inmigración. Escribió El mito del votante racional, que fue declarado “Mejor libro político del año” por el New York Times.

Sus artículos se publican en medios prestigiosos como el ya citado NYT, el Washington Post, el Wall Street Journal, las revistas TIME, Newsweek y Atlantic, entre muchos otros.

Además, edita un blog, Bet on it, en el cual publicó recientemente un adelanto de su nuevo libro Don’t Be a Feminist, (No seas feminista), destinado a ser leído por su hija menor, Valerie, cuando crezca.

Por qué le escribe a su hija

“Querida Vali, estás creciendo, y dentro de poco vas a oír hablar de una idea llamada ‘feminismo’. La mayoría de los que hablan de esta idea lo harán como si fuera una verdad obvia, (que) tuviera derecho a tu apoyo. Y como si uno tuviera que ser malvado para oponerse al feminismo”, empieza la carta de Bryan Caplan a su hija.

Aclara que ella es aún muy joven para leer su ensayo, pero que le escribe para dejar sentados sus pensamientos para cuando Valerie esté lista para ello.

“Como probablemente has escuchado, Vali, soy uno de los opositores del feminismo. Y como soy tu padre, sabes que no soy malo”, le dice.

Luego expone la definición de feminismo del diccionario, que él considera “claramente errónea”.

Cita una definición informal que muchos usan: “La opinión de que los hombres y las mujeres deben ser tratados por igual” o “la noción radical de que las mujeres son personas”.

Caplan replica: “Prácticamente todos los no feministas de Estados Unidos creen exactamente lo mismo”. En apoyo a su afirmación, evoca una “cuidadosa encuesta de 2016″, que dio por resultado que “solo el 33% de los hombres dijeron ser feministas”, pero “el 94% de los hombres estaban de acuerdo con que ‘los hombres y las mujeres deberían ser iguales social, política y económicamente’”.

Los argumentos para decir: ‘no seas feminista’

A continuación, apela a la lógica, que sostiene que “el objetivo de una definición es distinguir un concepto de todos los demás”. Y ataca la noción de que sólo las feministas consideran que hombres y mujeres merecen el mismo trato.

“Cualquier definición sensata de feminismo debe especificar lo que las feministas creen que los no feministas no creen -sostiene Caplan-. Definir el feminismo como ‘la opinión de que los hombres y las mujeres deben ser tratados por igual’ tiene tanto sentido como definir el feminismo como ‘la opinión de que el cielo es azul’. Claro que las feministas creen en el color azul del cielo, pero ¿quién no lo hace?”

En definitiva, Caplan ataca el hecho de que las feministas se arrogan el mérito de todos los avances de la mujer a lo largo de la historia, cuando la realidad es que muchas sociedades han evolucionado de la mano de iniciativas mixtas, de varones y mujeres a la par. Pensemos el caso de la Argentina, donde los mayores logros de la mujer se deben a iniciativas de varones: el voto femenino (Juan Perón) y el cupo legislativo de 1991 (Carlos Menem). Por otra parte, es obvio que no hizo falta el estallido feminista de estos últimos años para que la inmensa mayoría de las personas piensen que varones y mujeres tienen derecho a un trato igualitario. Por lo que la guerra de sexos que promueve el feminismo actual no tiene ninguna razón de ser.

Caplan hace un repertorio de las muchas acusaciones feministas hacia el género masculino, al que esa corriente acusa de fracaso y cuya sobrerrepresentación “tanto en la base como en la cima de la sociedad denuncian”.

«Cualquier definición sensata de feminismo debe especificar lo que las feministas creen que los no feministas no creen», dice Caplan (foto archivo: Paula Ávila).

Algunas contradicciones que encontró

“Las feministas reflexivas achacan el fracaso de los hombres a su comportamiento. -dice Caplan- Hay muchos más hombres encarcelados porque muchos más hombres cometen delitos. Hay muchos más hombres sin hogar porque son mucho más propensos a vivir una vida de ociosidad y abuso de sustancias. Los hombres realizan la mayoría de los trabajos desagradables y peligrosos porque valoran más el dinero que la satisfacción laboral”, etcétera.

Pero él afirma que, si culpan del fracaso masculino al comportamiento masculino, “deberían considerar la posibilidad de que el comportamiento masculino también explique el éxito masculino”.

Él cree que es así porque “los hombres son más propensos a seguir carreras en la ciencia, la tecnología y la política, y más propensos a crear sus propias empresas”. “Esto explica por sí solo gran parte de la diferencia de éxito. Del mismo modo, los hombres son más propensos a poner sus carreras por encima de sus familias”; aunque acota: “Yo no, como sabes; pero soy un caso atípico”.

Caplan también se anima a hacer una pregunta que las feministas nunca responden: “¿Vivimos realmente en un patriarcado?”

Fuente: infobae