Como enseña la experiencia histórica, ante cada plan de ajuste de las cuentas públicas, lo mejor es ser cauto con las perspectivas fiscales. Pero si las recientes medidas anunciadas se concretan, todo indicaría que la economía estará ante el ajuste más agresivo de la historia. La dimensión del ajuste fiscal lanzado por el Gobierno de Milei, que apunta a más de 5 puntos del PBI, sólo sería superado por el aplicado en 1959, que fue de más de 8 puntos del PBI pero llevó más de dos años. Por lo tanto, este para ser un ajuste de un solo año, como lo planteó el ministro Caputo, va a ser el más grande y más intenso, que incluso es posible que siga teniendo que ajustarse el año que viene pero eso vendría contra mejoras en los ingresos.

Pero no hay otro ajuste fiscal de estas características en la historia, el más grande fue el del 59 que en el primer año fue de 2 puntos del PBI porque bajó el déficit primario de -4% a -2% del PBI. O sea, el actual ajuste sería equivalente a lo que se hizo en el 59 en casi dos años. Por ende, este sería el segundo más grande de los aplicados en la Argentina. De modo que es muy parecido al aplicado en 1959 por el Gobierno de Arturo Frondizi en términos generales.

Esto se ve claramente siguiendo la trayectoria de los principales ajustes fiscales de la historia argentina vistos en perspectiva, es decir, siguiendo el resultado primario del Tesoro alcanzado tras la aplicación del respectivo plan económico. Por ejemplo, un racconto realizado por el Estudio Ferreres muestra sobre la base de los ajustes realizados en 9 oportunidades entre 1930 y la actualidad, que el de 1959, que partió de un déficit primario de casi 6% del PBI representó un ajuste total de 8,1% del PBI tras dos años (claro que empezaron un año antes a emprolijar las cuentas así el rojo fiscal primario apenas superaba el 4% del PBI cuando se aplicó el plan) arribando a un superávit primario de más de 2% del PBI. El que le sigue fue el de 1984 que partió de un déficit primario mucho menor entorno a casi 1% del PBI y al año el ajuste acumulado fue de 3,8% del PBI, muy similar al del 2017 (fue 3,7%) pero que comenzó con un rojo de 4% del PBI y a los dos años casi lo redujo a cero, y al del 1931 (3,7%) que de un rojo de más de 2% pasó a un superávit parecido al cabo de un año. Muy cerca le siguen el del 2003 con un 3,3% pero que en este caso partió casi de una situación de equilibrio fiscal, el de 1946 (3,1%) que se inició en niveles parecidos al del 2017 (-4%) pero al año no alcanzó el equilibrio.

Las otras experiencias fueron mucho más, digamos, amigables ya que el ajuste totalizó entre 1% y 1,5% del PBI promedio. Es el caso del ajuste fiscal de 1976 (1,6%) que de una situación de déficit primario casi de 2% del PBI al año alcanzó el superávit, también el del 1991 (1,5%), en ese caso se partió de un resultado primario superavitario modesto y al año se acercaba al 2% del PBI. Y el caso menos agresivo fue el del 1997 con un 1% del PBI, cuya evolución es muy parecida a la del 76 pero en el ajuste aplicado a mediados de la Convertibilidad había un tenue superávit primario y al año llegó a casi 2% del PBI.

No hay duda que de llevarse a cabo el ajuste fiscal anunciado por el Gobierno de La Libertad Avanza será el más agresivo de la historia. El menú planteado incluye baja del gasto público primario vía recortes en obra pública, en las Transferencias a provincias (riesgo político) donde la más perjudicada sería Buenos Aires y Misiones porque las transferencias discrecionales del Tesoro representan más del 45% de los ingresos totales bonaerenses y más del 40% en el caso misionero (otras que sufrirán serán Jujuy y La Rioja), en los Subsidios de servicios públicos, vía la desindexación del gasto previsional y la licuación menor de algunos gastos. El otro lado del ajuste proviene del aumento de impuestos vía la mejora en la cosecha 2024, más retenciones a las exportaciones, la reversión de la baja en Ganancias, más moratoria, blanqueo y otros efectos tributarios. El objetivo es que la política fiscal será la principal ancla del programa económico que plantea eliminar el déficit financiero en un año con un ajuste del gasto sería de casi 3 puntos del PBI y el resto vía suba de ingresos.

El 29 de diciembre de 1958, seis meses antes de la llegada de Álvaro Alsogaray al Ministerio de Economía y del anuncio de su programa económico y siete meses luego de asumir la presidencia, Frondizi anunció un programa de estabilización económica que exigía cambios fundamentales en las prácticas económicas en vigencia. Este programa de estabilización fue la prenda de cambio para que el Fondo Monetario Internacional y el Tesoro de los EE.UU. ayudarán a resolver la crisis en la balanza de pagos.

Fuente: Ámbito