El espacio silencioso, el mobiliario ergonómico, la tecnología adecuada. Son temas tratados en relación al teletrabajo. Pero ¿hace falta algo más?

También es necesario tener las luces idóneas. Después de un año de teletrabajo masivo hemos aprendido a crear nuestra zona para trabajar como si estuviéramos en la oficina. Muchas personas han aprovechado estos meses para cambiar muebles y sillas de sus hogares (las empresas del sector lo han notado). Pero ¿hemos atendido igual a las luces que nos rodean mientras teletrabajamos? Una entrevista que brinda el medio Xataka nos permite informarnos al respecto para tomar los recaudos necesarios, de manera que, podamos cuidar de nuestra salud mientras realizamos tareas laborales frente a un monitor.

Lo primero que uno pregunta es: ¿cuál debo usar? ¿Luz natural, variación a lo largo del día, iluminación ambiental? La arquitecta Silvia Rivela, Chief Adaptive Office en el estudio madrileño Do-We y conferenciante sobre cómo preparar tu casa en el teletrabajo, anima a tener en cuenta la iluminación en esa zona es “un componente para mejorar el bienestar mental”.

¿Cómo diseñar la iluminación de nuestro espacio de teletrabajo?

Una consulta con Silvia Rivela, y un grupo de sus colegas,  con diseñadores de iluminación y con oftalmólogos nos será de utilidad. Ellos nos dan los trucos para que adecuemos el espacio a las jornadas laborales. Y si somos de aquellas personas que han decidido comenzar una nueva vida en el pueblo o en el campo construyendo una casa, también nos dirán qué no puede faltar en el plano de ese espacio.

Es importante saber dónde comprar el material. Rivela recomienda hacerlo en un “distribuidor oficial de productos de trabajo, porque están ergonómicamente testados para ello. Hay empresas que se dedican en exclusiva a ello”, como Vitra o Faro. También hay soluciones más económicas como las bombillas inteligentes de Ikea.

Todo comienza revisando la salud ocular

Cosme Lavín es vocal de Tecnología de la Sociedad Española de Ergoftalmología, la rama de la oftalmología dedicada a la prevención de riesgos laborales en los ojos. Él recomienda que, antes de fijarse en los elementos lumínicos, hay que revisarse la vista: “Tenemos las consultas llenas de gente que dicen tener cansancio ocular, y, en realidad, no están bien graduados”.

Con esto presente, junto a la iluminación, lograremos cansarnos menos, mientras teletrabajamos. Y no solo eso: “No sabemos que el ordenador provoque una enfermedad ocular, pero cualquier pequeña cosa que tengamos de base [graduación mal ajustada, sequedad ocular…] la va a multiplicar”.

Es decir que, una vez que pasemos por la óptica, podemos dedicarnos a diseñar la iluminación idónea.

La posición del escritorio

¿Dónde vamos a colocar el escritorio o mesa desde la que trabajaremos?

1) Foto del antes, de la casa en Dinamarca de uno de los alumnos de Silvia Rivela. En un comienzo, el espacio de teletrabajo estaba dispuesto así. Tras el curso..

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Para ello, la o las ventanas juegan un papel esencial. “Si te da el sol, te deslumbra. Y si te deslumbra, es nocivo para los ojos”, nos cuenta Rivela. Sobre la importancia de la ventana, también destaca que “deberíamos trabajar siempre un mínimo de una o dos horas al lado de una ventana con luz natural. Trabajar con luz artificial de manera continuada nos confunde”.

Ignacio Valero, de Arkilum, arquitecto especializado en iluminación, también señala que, siempre que se pueda, hay que tener luz natural.

“El exceso no es bueno ni confortable, pero tener acceso es la mejor manera de resolver la luz para la salud: al final es la luz más satisfactoria desde el punto de vista emocional”, dice el arquitecto Ignacio Valero.

Rivela nos recomienda colocar esa mesa o escritorio perpendicular a la ventana, “pero que puedas elevar los ojos a un punto muy lejano cada 20 minutos; cuanto más lejos, mejor”. Es un consejo en el que coinciden otros colegas de profesión. Valero también sugiere que podamos enfocar la vista a por lo menos 5 metros de distancia para que se relaje.

2) … el propietario lo reordenó de la siguiente manera, frente a una ventana.

Teletrabajo_expertos sobre la iluminación

Puede ocurrir que esas vistas estén también perpendiculares a la ventana, pero, tal vez por pereza, no nos giremos para contemplarlas y descansar. Por ello, Rivela también propone que coloquemos el escritorio no justo enfrente de la ventana, para que el sol no nos deslumbre, sino un poco más alejado, para que alcemos la cabeza y fijemos la mirada en el panorama que se abre ante nuestros ojos, sin necesidad de desplazar el cuerpo hacia otro lado.

Lavín también señala que no nos pongamos contra la ventana, “porque no vamos a estar cómodos”. Además, incide en que la luz natural “no esté detrás de la pantalla, porque vas a tener deslumbramientos, y si está delante necesitarás más luz para poder ver”.

 La luz sobre nosotros y sobre el escritorio

Para la arquitecta Rivela, “sí o sí”, debemos tener 300 lúmenes encima de nuestro puesto de trabajo con el fin de ver de bien: “Si no los tienes, se supone que la vista se esfuerza el doble para ver lo mismo”. Además, esta luz superior no nos debe llegar desde delante, porque nos cegaría, sino justo desde arriba.

Lucía Ciller, del estudio de iluminación y diseño de lámparas Luzmixtura, explica cómo debe ser la luz sobre el escritorio: “Una lámpara generosa suspendida sobre la mesa o un flexo ubicado en frente de nosotros con luz cenital favorecerá la concentración y confort visual, con un nivel de iluminación de 400-500 lúmenes y una temperatura de color de 4000-5000 kelvin”.

Para evitar los deslumbramientos o reflejos, es recomendable usar “superficies de mesa en mate y luminarias con protección antideslumbrante, o flexos orientables”.

El doctor Lavín también, hace referencia a la iluminación artificial, y dice que, para cuidar la salud ocular, hay que tener una parte “general o difusa”, que ilumine toda la zona de trabajo “lo más uniformemente posible” y que evite, de nuevo, los deslumbramientos en las pantallas. El ergoftalmólogo recomienda, además, una lámpara que proyecte una luz más “focal” para leer de cerca o manejar documentos.

Puntos de luz indirectos

Deberíamos pensar en los puntos de luz que habrá en el recinto. No basta con la luz que proyecte la pantalla ni con la luz que tengamos en el centro de la habitación. Hay que crear, por ejemplo, puntos de luz en las esquinas que no impacten de manera directa sobre nosotros. Es decir, debemos crear puntos de luz indirectos.

Una idea puede ser, por ejemplo, si las paredes son blancas, el foco se proyecta contra las paredes, de forma que la luz rebote. “De esa manera generas luz indirecta, que es como luz ambiente y te permite estar en un lugar agradable, tranquilo y relajado”, explica Rivela.

3) Por último: Como la mesa no está pegada a la ventana, el sol está alejado y no le molesta. Además, al tener unas vistas en la lejanía, permite fijar la vista en ellas para relajar los ojos sin necesidad de girarse o hacer otros movimientos para buscarlas. Ahora, además, el escritorio cuenta con una lámpara de apoyo para la noche.

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“Esta es la clave para desconectar a partir de las 8 de la tarde”. Cada vez ha quedado más demostrada la importancia de los ciclos circadianos, o sea, los ritmos con los que funcionamos a lo largo del día: normalmente, nos activamos con la luz del Sol por la mañana y, por la noche, generamos melatonina que nos invita a dormir.

Respecto de las soluciones de luz rebotada, Valero coincide con Rivela, en que funcionan muy bien y destaca cómo hay personas que con dos flexos solucionan la luz indirecta: uno de ellos rebota contra la pared y otro proyecta luz directa sobre la persona. “Ese tipo de soluciones, que parecen una tontería y tan poco técnicas, pueden ser perfectamente válidas”.

Temperatura de color y sistemas de luz variables a lo largo del día

Valero explica que, desde el punto de vista de la salud, hay que tener dos sistemas visuales, “una luz de día y otra de noche”. ¿Por qué? Porque, por la mañana necesitaremos luz más fría que nos active y luz más cálida conforme avance el día. El sistema de luz diurna debe ser de 4000 kelvin para su compatibilidad con la luz del día y el nocturno, de 2700 kelvin o menos, con los aparatos (flexos, lámparas…) que cada uno considere.

Es fundamental, tener en cuenta que, al trabajar en horario nocturno, “no podemos hacerlo con luz de día, hay que hacerlo con luz de noche, luz muy cálida, con niveles muy bajos. Es un tremendo error de salud”. A este respecto, Rivela recomienda lámparas regulables en intensidad y temperatura de color para modificar conforme varía la luz del Sol.

Y ¿qué es eso de la temperatura de color, que mencionábamos antes?

Es la sensación de calidez o frialdad que transmite una fuente de luz. En el caso de un espacio de teletrabajo, debe variar a lo largo del día para activarnos o relajarnos. Así, “el tipo de iluminación que usemos puede funcionar como un estresor para el sistema nervioso”, explica Rivela. Por ejemplo, si por la mañana tienes una temperatura de color muy fría (blanca), te activa para trabajar.

¿Cuál es el beneficio de esto?

Es necesario y bueno conocer el concepto de temperatura de color. ¿Para qué? Ciertamente nos sirve para regular la temperatura artificial a lo largo del día.

Por eso, a partir de las ocho de la tarde, deberíamos reducir las luces azules de las pantallas, que funcionan como un estresor y nos activan.

Pero además, indica Rivela, también deberíamos reducir “las luces directas y con temperaturas de color muy azules; deberíamos tender a temperaturas de color más amarillas, apagadas, indirectas”. Este tipo de luces, van preparando al ser humano para el descanso nocturno.

Pequeños detalles que, nos permiten trabajar, mientras cuidamos de nuestra salud.