Desde aquella época, sobre todo a partir de la dictadura cívico-militar de 1976, ocurrieron en los cañaverales de la provincia una serie de misteriosas desapariciones de personas.
A partir de esta situación resurgió entre la gente de la zona una versión que señala al mítico Perro Familiar como el único autor de las desapariciones en el campo.
Índice
Orígenes del mito
Según la creencia popular se comenta que los propietarios de los ingenios azucareros establecían un pacto con el diablo para que el negocio prosperara.
A cambio de esto el demonio podía llevarse durante la cosecha la vida de algunos peones o trabajadores.
Perro con cadenas
La forma que adoptaría el diablo para cobrase ese contrato era la de un perro negro, al cual se lo podía distinguir fácilmente del resto ya que arrastraba una pesada cadena cuando por las noches se lo veía pasear en los alrededores del cañaveral.
El secreto para vencerlo
Los peones que lograron salvarse del ataque del Perro Familiar habrían contado que la forma de defenderse del feroz animal era confrontarlo sin vacilaciones en una pelea a muerte. Para ello debían cargar una cruz, un rosario y un puñal bendecido.
Este mito, siempre con algunas variaciones en el relato, se transmitió de generación en generación entre los obreros de los ingenios y los vecinos que habitaban en las inmediaciones de las plantaciones de caña.
Historia reciente
Tres décadas después de las misteriosas desapariciones en los cañaverales tucumanos, y luego de un proceso de revisionismo histórico en la Argentina, un corto audiovisual denuncia la utilización del mito del Perro Familiar como mecanismo de control sobre los obreros azucareros en las décadas del ´60 y ´70.