Ya pasaron cuatro días desde la desaparición de Brian Galván y aún no hay noticias sobre su paradero.
“Estamos analizando dos líneas: que se haya caído de manera accidental al río o que haya sido víctima de un delito cometido por terceros”, dice el titular de la fiscalía de Delitos Complejos, Pedro Gallo.
El pequeño fue visto por última vez el domingo a la tarde, cuando había ido con su bicicleta a la casa de un amiguito, que vivía a unos pocos metros de su hogar, en el barrio La Milagrosa, un humilde vecindario ubicado en Banda del Salí.
Hasta el momento son dos las hipótesis que suenan con mayor fuerza. La primera es que el pequeño fue secuestrado por un tercero y pudo haber caído en una presunta red de trata.
La segunda hipótesis radica en la posibilidad de que el niño se haya metido al Río Salí, o se haya caído dentro, y que no haya podido salir.
El domingo, Brian había salido a jugar a la casa de un amigo, ubicada a pocos metros de la suya. En un momento, su abuela Olga, quien lo cría, se acercó a ese lugar para pedirle que regresara a su hogar porque toda la familia debía salir. El nieto le respondió que iba en un rato y fue así que nadie lo volvió a ver.
Su bicicleta apareció en la calle, cerca del patio de la casa de una tía abuela llamada Verónica, quien reveló que el niño la había dejado ahí y se fue a jugar por otro lado con unos amigos.
La hipótesis de un posible rapto o secuestro aparece desde el lado de los familiares, quienes aseguran que los niños que jugaban con el pequeño relataron cómo vino un hombre al lugar, metió a Brian en una bolsa y se lo llevó.
Hasta el momento, no hay ningún indicio o relato de algún vecino que permita asentar esa teoría. De hecho, ese dato no pudo ser corroborado todavía por los investigadores.
Así y todo, la foto de la cara del niño ya fue repartida en todos los hospitales públicos del país, se dio aviso a Prefectura para que se ajusten los controles en los peajes de las fronteras limítrofes y hasta se advirtió a las autoridades de las Termas del Río Hondo, en Santiago del Estero, ya que en su dique es donde desemboca el cauce del Río Salí.
A su vez, las autoridades tucumanas emplearon un despliegue inmenso a lo largo de todo el Río, ante la posibilidad de que el pequeño se haya caído y ahogado en sus aguas.
Se utilizaron drones, canoas, lanchas, hasta se apeló a perros adiestrados, quienes permitieron identificar que el último lugar donde estuvo jugando el niño fue en la barranca del río.
Se estima que trabajan unas 120 personas a diario en la búsqueda de Brian. Son efectivos del Grupo Cero, Infantería Este, Dirección General de Bomberos, División de Caballería y Sección Perros, Policía Lacustre, vigías municipales de Banda del Río Salí y bomberos voluntarios de las zonas de Alderetes, Lules y Bella Vista.
La abuela, por su lado, aseguró una y otra vez que su nieto es un chico muy respetuoso y que no suele transgredir los límites que se le imponen. Y, precisamente, él tenía prohibida la inmersión en el río sin la presencia de un adulto que lo pueda cuidar.
Se espera que en el transcurso del jueves y del viernes, personal de bomberos vuelva a recorrer el cauce del río entre el Puente Lucas Córdoba hasta el puente de Santa Rosa de Leales por ambos lados del río. También se volverá a recorrer las aguas en lancha, ya que el caudal del río aumentó en los últimos días, debido a la apertura de las compuertas del dique El Cadillal.
En tanto, el padre biológico del pequeño fue detenido en las últimas horas, pero ese hecho no estuvo relacionado a la desaparición de su hijo sino a una vieja denuncia por amenazas.
Ayer a la mañana, por pedido del fiscal Gallo, los policías hicieron una inspección ocular en un domicilio del barrio. Vecinos señalaron que un criador de cerdos podría haber secuestrado al niño. Durante horas analizaron la casa y no encontraron ninguna prueba de interés para la causa.
Fuente: contexto